martes, 6 de enero de 2015

España en el siglo XVI (Resumen general)


La historia siempre la escriben los vencedores, este compendio de la España del siglo XVI no está hecho desde ese punto de vista, para ello ya existen otro tipo de prestigiosos trabajos. Por tanto aquí nos centraremos en los olvidados, en los pobres, en aquellos de los que los historiadores poco se acordaron, buscando la crítica de todo tipo de injusticia, no se hablará en este resumen de las grandes batallas, sino del gran derrotado en todas las guerras y batallas, del pueblo maltratado por la soberbia y la tiranía de aquellos grandes emperadores.

El siglo XVI no fue  tan esplendoroso que parece, al menos para la mayoría de los mortales que vivían en aquellos tiempos en España, empieza convulso e inestable pero con grandes expectativas, el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, es el comienzo del Renacimiento, el inicio del Siglo de Oro.

 El descubrimiento de América le da a España de llegar a convertirse en la primera potencia mundial, a la península llegan riquezas a mansalva…  



Es un periodo de transformaciones políticas, con grandes cambios para nuestro país, que convierte a España en la principal potencia europea, que además dispone de recursos económicos y riquezas que llegan de América.  La burguesía refuerza su expansión y se interesa por la cultura, también la nobleza y el clero. La imprenta facilita grandemente ese acceso a la cultura y fomenta la creación de universidades. Los grandes maestros de la pintura comienzan a hacer acto de presencia como: 

Fernando Yáñez de la Almedina, Pedro Berruguete, Pedro Machuca, Juan de Juanes, ganando en calidad conforme avanzaba el siglo, adelantándose a quienes llegarían después durante el siglo XVII.  La literatura tanto más de lo mismo: Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Lope de Rueda.  Se escribe poesía, novelas de caballerías, sobresaliendo Amadís de Gaula, se desarrolla la novela pastoril, la morisca y nace la novela picaresca, precursora de las que vendrían después, destacando sobre todas el Lazarillo de Tormes.


El reinado de Carlos I comienza mostrando un absolutismo bestial, que muestra el desprecio total por la ley y las normas por las que se rigen los reinos españoles y por sus gentes, dejando claro que para el nuevo emperador la única ley valida era la que él en cada momento decidiese él, tan sanguinario y déspota como iluminado e insensible al dolor del pueblo. Esta actitud provoca el levantamiento comunero en Castilla y el de las Germanías en Valencia y Mallorca. Las tropas imperiales, comandadas por extranjeros no tienen piedad y aplastan ambos movimientos patrióticos con contundencia.

Es un reinado profundamente marcado con el poder absoluto de un rey que despreciaba a su pueblo y soñaba con extender su imperio todo el mundo bajo una misma corona, la suya. Para la construcción de dicho imperio no reparaba en gastos a cambio conseguía que las grandes riquezas que llegaban a España no sirviesen para modernizar el país, que se modernizó bastante a pesar de todo, sino para engordar las arcas de la corona, los nobles y la Iglesia. Mientras una buena parte de la población predominaba la miseria y el hambre y otra buena parte moría en guerras de religión, que el emperador decía que eran por mandato divino. Las guerras religiosas sembraron de muerte Europa y el mar Mediterráneo, La jornada de los Gelves, el desastre de los Gelves, la batalla de Argel, en algunos casos debidos al fanatismo religioso y a la traición de del Emperador.


A mediados XVI,   la iglesia, debilitada durante el reinado de Carlos I, ante el peligro de la expansión de la Reforma protestante, recobra nuevos bríos, junto con la corona y la alta nobleza es la institución más corrupta y a la vez la más peligrosa para la sociedad.  la Inquisición comienza  a quemar a diestro y siniestro personas consideradas herejes, en Sevilla, llegó a quemarse en un solo Auto de Fe, cerca de cien personas.  Intenta imponer de nuevo valores tradicionales. 
 La Inquisición además de perseguir “herejes” comienza a perseguir libros, pensamientos y personas que son considerados peligrosos para la religión, en un intento de tener todo bajo su imperio de terror. Queda claro la razón por la cual el autor del Lazarillo, oculta desde el primer momento su identidad, sin embargo la primera parte del Lazarillo es retocada y censurada, pero se permite su circulación, no así la segunda parte del Lazarillo, que por razones políticas permaneció prohibido en España durante más de trescientos años.


Como ya he dicho, el Imperio, solo era visible para los poderosos, la economía para el pueblo llano es de mera subsistencia, basada en una agricultura de secano, la ganadería y la industria textil, con una alta inflación provocada por el oro que llegaba de América y que en muchos casos terminaba gastándose en guerras contra los turcos, los flamencos, los franceses o los ingleses.

El IVA, que parece tan moderno, ya lo habían inventado, con otro nombre, claro está. Existían diversos tipos de impuestos, sobre la compra y venta de muchos productos.  Impuestos que la nobleza estaba exenta de pagar, incluidos los hidalgos, del mismo modo que en la actualidad ocurre con las grandes fortunas, que mediante triquiñuelas legales y paraísos fiscales se benefician de los impuestos pagados por quienes tienen menos ingresos.



Aquella sociedad, como bien retrata El Lazarillo, se caracterizaba por una gran desigualdad entre sus distintos estamentos. Una nobleza latifundista que recibía rentas sobre las tierras que cultivaban los campesinos, tierras que no disponían de ni de abonos, sistemas eficaces de arado ni regadío. Sin medios económicos para invertir en mejoras, ya que los beneficios se destinaban a pagar el arriendo de las tierras a los nobles, aunque a quienes la trabajaban, no les quedase para poder subsistir y además debían estar agradecidos, porque el noble en cualquier momento tenía la potestad de expulsarlos de sus tierras y de sus casas, una sociedad bastante parecida a la que intentan imponer los gobernantes corruptos de cualquier periodo de la historia de España. 







Durante el S. XIV, las clases populares vivían de un modo extremadamente pobre, como bien se refleja en la novela. La pobreza y el hambre eran generalizadas entre quienes trabajaban, muy sutilmente Quevedo, nacido en el siglo XVI, lo expresa así:

A la Pobreza
Hambrienta, rota, inquieta, disgustada, /pálida, débil, triste y congojosa,/ cortés, humilde, inútil, ingeniosa, /baja, ruin, civil, ocasionada; /de todo el mundo con razón odiada,  /de cuantas cosas miras, deseosa; /en sujetos honrados, vergonzosa, /y en los que no lo son desvergonzada; /símbolo sin razón, sosa, afligida, /noche de la verdad y entendimiento, /ruina del valor y la nobleza, /riguroso verdugo de la vida /y de las almas infernal tormento: /eres infame y mísera, Pobreza.


Este poema de Quevedo, lo vemos también reflejado en la novela del Lazarillo, el hambre produce deshonra, por ella somos capaces de somos capaces de robar y de multitud de reacciones que de no sufrirla nunca llevaríamos a cabo; pero también provoca el ingenio con tal de acabar con ella. Lo vemos en la evolución de Lázaro a lo largo de toda la novela, siendo capaz de ser generoso con el escudero, pero con el tiempo, por miedo a volver a ella, es capaz de cualquier infamia, de la mentira, la deshonra de saber que su mujer le hace la cama al arcipreste,   incluso de matar, con tal de no volver a su estado anterior y seguir disfrutando del favor del arcipreste. Está escarmentado, no solo por su experiencia personal, sino también por la de su padre y padrastro.


Tanto para el Emperador Carlos I, como para su hijo Felipe II, no les importa ese hambre que como dice el dicho popular es el camino del infierno, lo importante para ambos era hacer crecer sus posesiones, mantener un ejército al que en ocasiones no llegaba la paga y se amotinaba, siendo muy famosos los motines provocados por estas circunstancias por los Tercios de Flandes, que llegaban a asaltar ciudades enteras, saqueando, matando y violando.  Para sufragar esas campañas militares carecían de todo tipo de escrúpulos por lo cual crearon un imperio inmensamente rico, con los pies de barro, la mayor parte del pueblo era inmensamente pobre. Ese culto a la soberbia de los dos grandes emperadores tenía sus víctimas, las clases populares, porque la nobleza no pagaba impuestos, incluidos dentro de la nobleza, los más pobres de ella, los hidalgos, también estaban exentos de pagarlos.


Frente a los dos grupos de privilegiados, nobleza y clero se encontraban los llamados “pecheros”. Entre los que se integraban múltiples estamentos sociales, que a groso modo pueden dividirse en tres grupos, que a la vez podrán dividirse en múltiples:

¾    Comerciantes, banqueros, funcionarios etc.

¾    Artesanos, distintos y variados tipos de oficios.
¾     Los campesinos, extensa y variada categoría social que agruparía a toda la población rural.

El monopolio sobre el comercio americano se lo quedó la corona en exclusividad a través de la Casa de contratación, en Sevilla, donde se almacenaban las mercancías que después se exportaban a América, donde también llegaban barcos cargados con diversos productos coloniales, entre ellos oro y plata,  a los puertos de Cádiz y Sevilla. Todo esto le daba grandes beneficios a la corona.

Una industria que daba grandes beneficios y era prospera, como era la industria textil, fue hundida durante ese siglo.  Con la excusa de una excesiva demanda de paños, la corona propicia la entrada de telas extranjeras, mucho más baratos, terminan por acaparar el mercado nacional. Quinientos años después continuamos cometiendo los mismos errores.

A este pequeño resumen, se le añadirán otros monográficos, sobre caca tema: Iglesia, Inquisición, mendicidad, Mancebía, Rameras, Mancebos, Tercios de Flandes, esclavitud, , papel de la Iglesia y la Corona en el negocio de la esclavitud,  medios anticonceptivos, guerras y desastres etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario